El
crecimiento se logra con más producción, aumentado la oferta, lo cual significa
más ventas, más ingresos y más beneficio. Por tanto, el crecimiento requiere de
más productos (en términos cuantitativos) y de un mercado que sea capaz de
asimilar la cantidad adicional que se producirá. La Matriz Producto-Mercado
ayuda a entender o a decidir cómo desarrollar o conformar la estrategia de
crecimiento que se debe adoptar según las condiciones existentes y los
intereses que se tengan.
A
continuación se muestra la conocida matriz y las posibles combinaciones que se
pueden lograr.
El mercado
El
estudio de la situación y la tendencia del mercado es vital para fundamentar
una estrategia de crecimiento, porque aun disponiendo de fuentes de
financiación, de una óptima organización interna y de un sólido
posicionamiento, sin demanda, es imposible crecer.
Desde
el punto de vista de una estrategia de crecimiento, el mercado puede ser
tratado de dos formas:
1.
Crecer en el mercado actual.
2.
Crecer en mercados nuevos.
El producto
Todas
las empresas tienen una cartera de productos (bienes y/o servicios) con los que
trabajan. Esta cartera puede ser más o menos amplia en función del tipo de
empresa de que se trate e incluso del mercado para el cual trabaja. Por lo
general, aunque la cartera no varié los productos sí que lo hacen, debido a
mejoras, cambios y modificaciones que se le van realizando, por requerimiento
del mercado o por iniciativa propia de la empresa. A esto se le llama
innovación.
La
innovación es una importante herramienta que tienen las empresas para poder
fidelizar a los clientes (según los preceptos del Marketing Relacional el éxito
de una empresa radica en saber mantener a los clientes, más que en hacer
nuevos. Una empresa que no es capaz de conservar su cartera de clientes es
porque por algún motivo no satisface sus expectativas), porque estos son
capaces de reconocer el interés por lograr una mayor y mejor satisfacción de
sus deseos y necesidades. A esto habría que agregar la introducción de nuevos
productos. Si la innovación es importante, el desarrollo de nuevos productos es
un escalón superior en el quehacer de las empresas. Sin embargo, no todas las
empresas son capaces no ya de crear nuevos productos, sino de innovar,
convirtiéndose en una seria limitante en sus posibilidades de crecimiento y
expansión.
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